Sentado en el sofá mi perro
Midas, mordía el periódico.
Me enfada tanto aúllo y roídas.
¡Como se urde una historia!
Tú y tu hija idean salir de compras.
Aquella tarde abordarías un tranvía.
Y del faldero yo huiría.
¡Una centella, un ruido atronador
y el cielo se vino abajo!
Doble la esquina y te vi.
Al frente de ti
me saluda una niña rubia.
Cruzando riveras,
raudales, sin calcetines;
tú de mi reías, tambien,
prendida a ti, la flor de tus entrañas.
¡Se baten las alas, se apiñan tres vidas
Hoy el cuento reinicia:
había una vez, un ser feliz
que con una dama vivía,
y con un ángel por niña.
¡Con un crío por nacer! ¡Que no darías,
por este nuevo nido… y por el mismo perro!
Midas, mordía el periódico.
Me enfada tanto aúllo y roídas.
¡Como se urde una historia!
Tú y tu hija idean salir de compras.
Aquella tarde abordarías un tranvía.
Y del faldero yo huiría.
¡Una centella, un ruido atronador
y el cielo se vino abajo!
Doble la esquina y te vi.
Al frente de ti
me saluda una niña rubia.
Cruzando riveras,
raudales, sin calcetines;
tú de mi reías, tambien,
prendida a ti, la flor de tus entrañas.
¡Se baten las alas, se apiñan tres vidas
Hoy el cuento reinicia:
había una vez, un ser feliz
que con una dama vivía,
y con un ángel por niña.
¡Con un crío por nacer! ¡Que no darías,
por este nuevo nido… y por el mismo perro!
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