viernes, 18 de octubre de 2013

El poeta dialoga con el pasado




El instante es fugaz y el segundero es testigo. La expansión del universo, el mismo ser es pasajero. Pasajero, es un momento como el chasquido de un beso. Desear que el presente se quede es un desatino Desatino es intentar atraparlo, querer retenerlo. El presente es sordo y hablar con
el
, es inútil Inútil, porque tan pronto inicia, ya se ha ido. Es el tiempo en que se escribe un poema, y al leerlo inicia el olvido, la historia. La historia es lo que hemos sido, el cúmulo de épocas que se marcharon El poeta escribe, así subraya su pasado, él, solo es ratos; de infancia, dicha, fracaso. Recuerdo de sueños, pubertad y melancolía. Melancolía es añoranza un buceo en las aguas de lo sucedido; un retorno a la calle de la niñez, al tapanco de los vestidos viejos. Viejos jirones, donde hurga el poeta. El poeta siempre voltea y mira al niño, y no siempre le pide perdón. El poeta dialoga con el pasado, y su obra demora a su olvido. Mientras está vivo.

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