¿Donde estabas tú? en mis ansiedades, por arrancarte el vestido,
y hacer a un lado tus bragas para a través de ese hueco poseerte.
¿Donde escondiste mariposa, tu aroma
que codicio en la soledad de mi noche?
Regresan los cuervos de tus labios
a romper mi corazón, por sentir la ganas inmensas de ti.
Las arañas de tus dedos recorren mi piel afiebrada.
El vino de tu labios escurriéndome en la imaginación,
despertando endoforminas.
La sensación voluptuosa de tus labios,
tu succionar; ese placer voluptuoso y abismal,
la voz de Janis, las carcajadas sin sentido,
la felicidad inmensurable, las volutas de humo.
Aquellas esmeraldas, calmando la sed, lo sé no volverán.
La claridad se despierta y vuelvo al ataúd.