lunes, 18 de agosto de 2008

¡Que soledad!



Que soledad en este claro de floresta
entre los trinos de avecillas,
del reclamo de las aves.


Que soledad del viento entre los árboles,
y las hojas despeñando.


Que soledad entre el siseo de insectos,
entre el manantial sonido,
y el pasar de las nubes!

¡Que soledad... entre tus mimos y besos!

lunes, 11 de agosto de 2008

Hoy me fui a la mar...




Hoy me fui a la mar
a su olor a sal.

Conviví con las blancas
gaviotas; de puntiagudas alas,
de testas, con señales negras,
bellas e inteligentes.
Comiendo cangrejos y peces.
Ruido de gaviota
envolviendo la costa.

Hoy me fui a la mar
a su olor a sal.

Y a su arena…
piedras disgregadas.
Arena blanca...
arrefices de coral.
Arrope del viento
y de espuma.

Hoy me fui a la mar
a su olor a sal,

a percibir en su cielo,
dentro de la nubosidad...
sus círculos de azur.

Sus calmas nubes
de nieve cristales,
dispersando la luz.
A mirar a lo lejos...
a vivir los azul salobres
que con la altura se enredan.

Hoy me fui a la mar
a su olor a sal.

A mirar las estrellas
las del cielo
y las de mar.

Unas
puntos fríos, titilantes,
viento estelar y neutrinos.
Destinos de Hiparco,
estrellas en grupos
que brillan distinto.

Las otras, simetría
pentaradial.
Leyenda…
de la noche y de cielo.

Se dice que Zeus
celoso, maltrato
a la estrella,
y derrumbó su brazo,
cayó el meteorito
en la mar.

En la mar
con sal y autoestima,
escindida, se acompleta.

Tierna con Neptuno,
la mar se llena,
de sus hijas,
Si, el amor las lastima,
ellas se renuevan.

Hoy me fui a la mar
a su olor de sal,

a su noche,
a la oscuridad,
de sus olas.
A la orilla,
a su humedad, a su brisa,
a escuchar las caracolas

Volver a ser niño...
al juego y al viento.

Poesía a mi regreso, no me preguntes…
no preguntes, si te extrañe.