Un ser misterioso que jamás había visto
ni en sueños imaginado, haciendo piruetas
al oscurecer por mi calle, de pronto, se poso junto a mi lado.
Un ser, bien parecido, galán,
de ojos grises y soñadora mirada.
Rozándome su voz, como un hielo sentí derretirme,
más allá de la intención, que yo, ya presagiaba.
Un poco más, pensé el resistirme,
observe sus hombros anchos, su varonil presencia.
Había algo en él de bahía, de sal y de mar,
de esencia, de medieval caballero.
Con ese antifaz adquiría su faz notoriedad,
belleza indescriptible. A su lado un perro negro,
azul... de lo negro, de aspecto fiero,
y al parecer, del héroe inseparable.
El frió, la luna en el cielo, los celajes amarillentos,
le otorgaban a la casi noche, un espectral aspecto.
Con sentimientos encontrados de mujer: placer gusto y miedo
supe decir ¡Sí! cuando me dijo: ¿quieres conmigo coger?
Dije: ¡Si, sí, pero que el perro se vaya!
El frió, la luna en el cielo, los celajes amarillentos,
le otorgaban a la casi noche, un espectral aspecto.
Con sentimientos encontrados de mujer: placer gusto y miedo
supe decir ¡Sí! cuando me dijo: ¿quieres conmigo coger?
Dije: ¡Si, sí, pero que el perro se vaya!
No hay comentarios:
Publicar un comentario