martes, 8 de septiembre de 2015




Después de un beso, nos dijimos adiós.
Me marché, el cielo ennegreció
e inicio la lluvia.

Y volví a encontrarte;
te aspire en el aroma que las cosas
despiden al contacto con la lluvia.


Te percibí en el roció.
que acumulan las hojas.
En las finas gotas que cubrían los
pétalos de las flores.


En los charcos,
en el asfalto
lustroso y mojado.

En el aroma de la tierra,
de las plantas y del silencio.


En la tranquilidad de la noche,
en el suave viento, en la brizna
que acariciaba mi cara.


Resbalaron juntas lluvia y lágrimas,
tú, dispersa, estabas a mi lado.

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