jueves, 12 de febrero de 2009

Retornan veranos y risas.



Vuelvo a su rostro cada otoño,
con taquicardia, risueño. Dichoso.
le confío, secretos, sonrisas
y tiernos abrazos.

En esos mimos,
nos entregamos,
y retornan a nosotros
la infancia y la adolecencia.

Con un beso rozo sus labios.
Me pierdo en sus ojos,
en el olor de su pelo.

Paseamos por parajes
y en una banca, sentados,
damos de comer a las aves.

La cita es de besos tiernos,
No hablamos de nuestros maridajes.

Miramos las gotas de lluvia, 
ella acaricia los vellos de mi brazo,
mientras sus palabras me envuelven.

¡Con cuanta nostalgia
la humedad de nuestros ojos
se cuentan  sus cosas!

En el ocaso decimos adiós,
un no te olvides de mí,
y nos damos un beso.

La miro alejarse.
Regreso a mi hogar,
tan alegre... tan triste.

Mientras la lluvia, repite tu nombre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un paseo por el mes de julio
que no deja indiferente...

"La cita es de besos tiernos,
y parpados cerrados."

Deberiamos cerrar los parpados
con más asiduidad, se respira
otra vida... otro despertar.

Mi abrazo amigo para ti,
Jesús

Bibiana Poveda dijo...

Ese romanticismo que nos lleva por canales de nostalgia, Gabriel...
Lindo pasar por tu casa de versos.
Un abrazo grande.