domingo, 10 de julio de 2011

La luz de aquellos ocasos.

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En sus ojos
los te quiero.
La tibieza,
de aquel tiempo de niños.

Humedecieron sus ojos, a los míos
evocar tantas promesas, los nunca me olvides, 
las risas. Los rastrojos de tantos besos.

Recuerdos del viento en su falda, del aire en su pelo,
de las olas en la playa. De tantos pretextos para fugarme de casa
De la arena blanca y las gaviotas en vuelo.

De las noches con estrellas y luceros fugaces.
De nuestra alegría, por la lluvia en nuestros rostros.
De mi frío, al calor de sus besos.


Ella salio del café, se perdió por la calle
y preso en mi quedo, el color miel de sus ojos,
la luz de aquellos ocasos...