En mi lenguaje hay palabras
dichas a ti, perdidas,
que nunca he vuelto a repetir.
Tanto te quise
que huí de tus brazos.
dichas a ti, perdidas,
que nunca he vuelto a repetir.
Tanto te quise
que huí de tus brazos.
Porque me aíslo,
me amargo
y me engaño,
no queriendo ver mi futuro.
¡Una caridad
para este pobre
ciego!.
me amargo
y me engaño,
no queriendo ver mi futuro.
¡Una caridad
para este pobre
ciego!.
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