Pensé que eras ese árbol que mueve el viento, alborotando sus hojas.
Ese árbol lleno de nidos, chillantes, alegres, poblando mis sueños. Te pensé parte de mi naturaleza en ese azul triste, cuando la tarde muere. El árbol es fiel, solo es para el viento, el único que lo hace vibrar, sentirse tan alto.
Lloré, había tanta agua para su sustento, pero faltabas tú y yo era el viento.
Yo sé que tú eres noche encendiendo farolas en mis sueños.
Tu perfume impregna, a la piel de mi cuerpo a las sabanas, a la almohada, a las paredes del cuarto y trasciende la ventana. En el campo tu aroma y en mi cuerpo tus besos.