domingo, 3 de mayo de 2009

Ahí estaba yo.


Ahí estaba yo en aquella penumbra
de constelaciones brillando,
ahí en la noche negra, en el cielo claro,
cuando leí tu adiós .
-
Ahí estaba yo, como el horizonte,
entre el mar y el cielo,
Como arena, entre olas de ocaso y olvido,
entre el vuelo de los pájaros en regreso.
-
Me quede ahi; entre el sonido,
de élitros de grillo,
de timbales de cigarras.
Entre añoranzas.

Entre la lluvia,
que después desataron las centellas.
Ahí permanecí...
lavando mi alma, en la llovizna.

Por eso, no te extrañe tanto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Ahí estaba yo, como el horizonte,
entre el mar y el cielo"

Los versos nos aguardan
en los lugares más inesperados
e inalcanzables... has visto
la cercanía del horizonte,
a pesar de las penumbras, el cielo
mostraba su claridad.

Agradeceré pase por mi blog
para recoger el distintivo
de "Genial" que quise crear
para agradecer la cercanía
y la generosidad de mis amig@s.

Mi mejor abrazo, Gabriel.