Olvida los mariscos y las ostras, no estimulan... es un mito, por ello no las consumas. No persigas rinocerontes, ni los mutiles. Lo de su cuerno… es otro cuento. Apaga las luces, Benedetti lo dice, es mejor, una mujer a oscuras Antes del trance, lo más afrodisíaco, es una ducha. ¡Ah como reluces! Entre dos, más agua ahorras. Si a Greenpeace perteneces, lo mejor... es entre tres. Para evitar el sida... el preservativo. La saliva es lubricante natural. No uses vaselina, así preservas el petróleo. . ¡Evita la tala! De paja, de hojas, de floresta la cama. . Con sabiduría ecológica libre de transgénicos comete de Eva... la fresa y, ya desnuda, a toda ella. Toda la huerta.
Disculpe señora ¿donde queda…? Ella se aleja molesta. ¡Perdone que la siga pero son sus besos! Ella contesta airada: ¿Cuales... si apenas lo conozco? ¡Los futuros que vislumbre en sus ojos! ¡Que descaro! ¿Descaro? ¿y el suyo al prometerme su boca un arrullo? ¿Como dice, en que momento? En el mismo en que sus labios, sonrieron divididos, dibujando un guiño. ¡Pero que locura, la sonrisa tenía otro destino! ¿Se da cuenta, me entiende, es cupido, quien no piensa? Yo pasaba por la plaza indagando una calleja, usted entonces sonrió y en mi, ese su reír se fijó. Fue herir, su respiro a olor de gardenias, mi voluntario y largo encierro. ¡Que tonterías, por mi, no siga ahí, pero, no me acose! ¿Que? ¡Pero si fue su andar que me dicto no dejarla ni a sol, ni a sombra¡ ¡Al fin sonríe como me alegra, a manera de alondra el día! ¡No coliga nada de mi sonrisa que de sus desatinos, quizá me rió! ¡Linda señora que bella es usted! ¿Cual es su nombre, acaso es usted casada? ¿Entonces me dirá usted la distancia que existe de aquí a la calle Cervantes Saavedra? Los mire alejarse... Saben, sólo aguce el oído, durante la charla, para aprender de la labia, de este tipo. A su paso, las palomas de la plaza alzaban el vuelo, Me pareció mirar entre ellas, a cupido que reía.
Necesito escribir grafías que me desnuden. Que griten, que expresen esta primitiva necesidad de desearte desnuda, por mirar, de arriba abajo tu cuerpo, para regresar a tus ojos que me guiñan ¿por qué tardas? y se avive el romanticismo del que disfrutamos. Que hoy sólo seamos, dos seres disfrutando en su piel, de la piel del otro. . Necesito de tus besos acuosos como necesitan los caimanes la humedad. Necesito mirar la contracción de tu faz, sentir tus espasmos. Hoy necesito de tu rostro en esta lluvia fría y pertinaz, en esta soledad, en este cuarto sin estrellas.