Hoy me fui a la mar
a su olor a sal.
Conviví con las blancas
gaviotas; de puntiagudas alas,
de testas, con señales negras,
bellas e inteligentes.
Comiendo cangrejos y peces.
Ruido de gaviota
envolviendo la costa.
Hoy me fui a la mar
a su olor a sal.
Y a su arena…
piedras disgregadas.
Arena blanca...
arrefices de coral.
Arrope del viento
y de espuma.
Hoy me fui a la mar
a su olor a sal,
a percibir en su cielo,
dentro de la nubosidad...
sus círculos de azur.
Sus calmas nubes
de nieve cristales,
dispersando la luz.
A mirar a lo lejos...
a vivir los azul salobres
que con la altura se enredan.
Hoy me fui a la mar
a su olor a sal.
A mirar las estrellas
las del cielo
y las de mar.
Unas
puntos fríos, titilantes,
viento estelar y neutrinos.
Destinos de Hiparco,
estrellas en grupos
que brillan distinto.
Las otras, simetría
pentaradial.
Leyenda…
de la noche y de cielo.
Se dice que Zeus
celoso, maltrato
a la estrella,
y derrumbó su brazo,
cayó el meteorito
en la mar.
En la mar
con sal y autoestima,
escindida, se acompleta.
Tierna con Neptuno,
la mar se llena,
de sus hijas,
Si, el amor las lastima,
ellas se renuevan.
Hoy me fui a la mar
a su olor de sal,
a su noche,
a la oscuridad,
de sus olas.
A la orilla,
a su humedad, a su brisa,
a escuchar las caracolas
Volver a ser niño...
al juego y al viento.
Poesía a mi regreso, no me preguntes…
no preguntes, si te extrañe.
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