viernes, 6 de diciembre de 2013

Los cuervos de tus labios





¿Donde estabas tú? en mis ansiedades, por arrancarte el vestido,
y hacer a un lado tus bragas para a través de ese hueco poseerte. 

¿Donde escondiste mariposa, tu aroma
que codicio en la soledad de mi noche?

Regresan los cuervos de tus labios
a romper mi corazón, por sentir la ganas inmensas de ti.
Las arañas de tus dedos recorren mi piel afiebrada.
El vino de tu labios escurriéndome en la imaginación,
despertando endoforminas.

La sensación voluptuosa de tus labios,
tu  succionar; ese placer voluptuoso y abismal,
la voz de Janis, las carcajadas sin sentido,
la felicidad inmensurable, las volutas de humo.
Aquellas esmeraldas, calmando la sed, lo sé no volverán. 

La claridad se despierta y vuelvo al ataúd.

Ergástula.


Detenido estoy en el pasado. En prisión lóbrega

cerrada, oscura. Subterráneas mis pasiones

no ven la luz. En encierro oigo al búho ulular,

los graznidos de un cuervo y a las palomas zurear.

Anhelos idos se elevan sobre mis días. 



Temblor me dan tus oscuridades de estantigua.

Extraño el céfiro matinal, suave, placido

que acariciaba mi rostro y añoro de ti tu gracia,

tu donaire. Tu silueta figulina.


¡Que puedo agregar, sí lo que siento es inefable!

¿Qué palabras podrían explicar la negrura,

de mi oscuro pesar? Fuiste una tirana, porque te quería.

Tú talaste mis olivos, cortaste mis encinas,

y alejaste a mis  pájaros. En paisaje yermo

convertiste, el amor que te tenia. Inhóspito hoy,

sólo observo un cielo de nubes grises y de viento.

Insepulto, hoy soy ulcera NOLI ME TÁNGERE.